En el corazón del Parque Natural de las Hoces del Riaza, en Segovia, se encuentra uno de esos lugares donde el tiempo parece haberse detenido. El retiro y la grandeza de los bosques que rodean Montejo de la Vega de la Serrezuela, pueden resultar ahora atractivos a visitantes que se dejan caer por las casas rurales que han proliferado en los últimos años o a excursionistas más atrevidos que eligen acampar a la intemperie; pero en tiempos remotos, no debía de resultarles fácil a los habitantes de Montejo sobrevivir aislados en la inmensidad de un océano de monte.
El Parque de las Hoces del río Riaza posee una enorme riqueza de fauna y flora, además de presentar particularidades geomorfológicas que hacen la delicia no sólo de estudiosos, sino de personas comunes que se admiran por las sobrecogedoras formas que el agua y el paso del tiempo han ido moldeando en el paisaje.
Para los aficionados a las aves, proveerse de unos buenos prismáticos y pasear entre las praderas y valles de Montejo puede resultar una experiencia inolvidable. En el Parque de las Hoces del Riaza se encuentra una de las más nutridas colonias de buitre leonado, además de águilas culebreras, alimoches y halcones peregrinos. En sus aguas todavía se ven nutrias, animales que sólo pueden vivir en ambientes y aguas puras y carentes de contaminación. Además, con un poco de suerte podremos divisar algún tejón, garduñas, corzos, zorros… y las siempre hermosas y elegantes ginetas. Por si fuera poco, otros curiosos animales, como el murciélago ratero, se hallan presentes en este incomparable espacio natural.
Montejo de la Vega de la Serrezuela linda con la provincia de Burgos, y por su situación fue durante la Edad Media un importante centro estratégico. Ruinas procedentes de murallas y edificaciones del siglo XI se mezclan con la flora salvaje de sabinas, fresnos y escaramujos. Las excursiones posibles son casi infinitas. Una de ellas, de vértigo, conduce al famoso viaducto de las Hoces del Riaza.
