Los neoyorquinos encuentran en los espacios al aire libre una forma de escapar del estrés que se respira en la gran ciudad, ya sea en parques, terrazas, azoteas, o patios de restaurantes. El caso es poder disfrutar del ambiente de la Gran Manzana tranquilamente y, para eso, las terrazas son la mejor opción, teniendo en cuenta que en la “capital del mundo” prácticamente no hay bancos donde sentarse y reponer fuerzas.
* Algunos de estos lugares abren todo el año, por lo que no hay que esperar hasta el verano para apreciar las vistas. En Nueva York se puede salir de copas en un rascacielos los 365 días del año.
* Las terrazas son uno de los baluartes clásicos de la oferta de ocio estival en general, pero en la Gran Manzana, debido al frío del invierno, se disfrutan de manera especial. Sólo en Manhattan los organismos especializados en turismo calculan que hay más de 25 “terrazas de altura” donde el aire es fresco, las vistas son espectaculares y las bebidas se suelen servir en vasos de plástico, para evitar daños en caso de caída.
* Azoteas exclusivas son las del restaurante Sushi Samba 7 (situado en el West Village, que sirve una fusión de comida brasileña, peruana y japonesa) y el local Bed New York, en la calle 27 con la décima avenida, que sirve para bailar y tomar copas por las noches y después hacer un brunch los fines de semana. Todo ello encima de unas camas enormes que sustituyen a las sillas y las mesas.
En Nueva York han adoptado más que satisfactoriamente la tradición mediterránea de las mesitas al aire libre en bares y restaurantes para disfrutar del buen tiempo. En la mayoría de los casos falta la brisa del mar, pero en su lugar se pueden admirar los rascacielos y el ambiente de la Gran Manzana, que es muy animado cuando las temperaturas permiten quitarse las bufandas.
Lo curioso de Nueva York en esta cuestión es que el concepto de terraza va más allá de las típicas mesitas a las puertas de los restaurantes, o los locales con un patio al aire libre. Los hosteleros de la ciudad avanzan hasta el siguiente paso, y aprovechan precisamente lo que atrae a los turistas para convertirlo en un momento de ocio.
Lo que se lleva aquí es lo que denominan “rooftop gardens”, es decir, azoteas de grandes edificios que se decoran y acondicionan para hacer al mismo tiempo de sitios para salir de noche y de lugares para comer o tomar algo a media tarde.
Las terrazas son uno de los baluartes clásicos de la oferta de ocio estival en general, pero en la Gran Manzana, debido al frío del invierno, se disfrutan de manera especial. Sólo en Manhattan los organismos especializados en turismo calculan que hay más de 25 “terrazas de altura” donde el aire es fresco (excepto por el humo del tabaco), las vistas son espectaculares y las bebidas se suelen servir en vasos de plástico, para evitar daños en caso de caída.