Casi 10 millones de kilómetros cuadrados pueden contener tantas sorpresas y posibilidades que resulte por completo imposible disfrutarlas todas, ni siquiera a lo largo de una vida entera.
Viajar a China se ha hecho más popular desde que el coloso del Extremo Oriente se plantease en serio exprimir las enormes posibilidades turísticas que posee.
Unas vacaciones o un viaje de negocios pueden encontrar en China alternativas para todos los gustos. Viajar a China es fácil a través de las múltiples ofertas que pueden contratarse tanto desde Internet como en agencias tradicionales. Contrariamente a tiempos pasados, cuando viajar a China sólo por placer estaba al alcance de los más ricos, hoy en día China es visitada por personas comunes tan sólo deseosas de conocer uno de los países más peculiares de mundo. Y el más poblado.
Los viajes a Beijing, su capital, se encuentran entre los favoritos. Con 11 millones de personas, Beijing o Pekín recibe un volumen anual de visitantes creciente debido no sólo a su relevancia social y geográfica. En esta espectacular ciudad podemos hallar alrededor de 200 lugares incluidos entre las rutas turísticas más solicitadas. La Ciudad Prohibida es uno de ellos. Sus palacios y templos imperiales, la Mansión del Gran Príncipe Gong y el Palacio de Verano, entre otros muchísimos, hacen del viaje a China un espacio de tiempo difícil de olvidar.
La Muralla China no puede verse desde el espacio. Es una leyenda. Pero lo cierto es que, no por ello, su inmensidad deja de sorprender al viajero. Sus 9.000 kilómetros de longitud dan para muchas cosas, también para pasarelas de moda.
La Muralla China fue mandada levantar, progresivamente, por las dinastías que intentaban protegerse de las agresiones de los nómadas de Mongolia y Manchuria. Actualmente, existen partes casi abandonadas. En otras, sobre todo desde alguna de sus torres de vigilancia, el turista podrá contemplar otro de los tesoros de China: la inmensidad de su naturaleza.
