De visita por la Costa Brava

Se llama así a la zona de Cataluña que va desde la desembocadura del Río Tordera, en Blanes, hasta la frontera con Francia.

Son 200 kilómetros que le deben su nombre a un paisaje un tanto agreste y escarpado, sin la mano del hombre de por medio dando una imagen de pureza natural que no es hoy día fácil de encontrar. Afortunadamente, el lugar que sirve de inspiración para muchos artistas de hoy día mantiene las mismas características que cuando eran el lugar de reposo de grandes como Dalí o Picasso. Así, ha sabido mantenerse al margen del boom urbanístico que plagó las costas españolas cuando comenzó la apertura del país al exterior.

Recorriéndola hay muchos rincones que dejan boquiabierto a cualquiera. Alguno de ellos es la Ciudad Ibérica de Sant Andreu en Ullastret, que se calcula data del siglo VI antes de Cristo. Se encuentra en un monte junto a una laguna y es el mayor núcleo urbano de la cultura íbera que se ha descubierto en toda Cataluña. En el interior se pueden ver restos de viviendas que dan a entender las formas de vida de aquellas épocas.

En Ampurias hay otro yacimiento en el que se pueden ver los pasos de los griegos, allá por el siglo V antes de Jesucristo y el posterior asentamiento de romanos en el siglo II a.C.

En Blanes se encuentra el jardín botánico de Marimurtra, en una ladera que permite ver toda la inmensidad del mar. 16 hectáreas de extensión donde se encuentran más de 4.000 especies de diversa vegetación. Al margen de la paz que se respira paseándolo, es considerado el mejor jardín botánico de toda Europa.

Begur es una población medieval con una arquitectura fabulosa y un castillo cuyos restos intuyen la grandeza de lo que fue. Y al norte del cual está ocho calas de agua cristalina (que nada tienen que envidiar a los paraisos tropicales de Taithí) consideradas lo más bonito de la zona, como la de Aiguablava, con la cueva d´en Gisper, que sólo es posible visitarla en embarcación.

Mil rincones esconde la Costa Brava, pura y salvaje, con un clima que sólo el mar Mediterráneo sabe preservar a lo largo de cualquier estación.

 

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