Madagascar es la cuarta isla más grande del mundo. Rodeada de playas de arena dorada y palmeras, tiene un interior que resplandece en su variedad, desde las mesetas herbosas a los volcanes, los bosques opacos y las reservas naturales. Dado que se separó de la tierra firme hace 165 millones años, muchas especies son exclusivas de la isla y se han desarrollado en ella, incluyendo 3.000 especies autóctonas de mariposas.
Las tierras altas del país se dividen geográficamente, en el clima y culturalmente. La franja costera al este de esta cadena está provista de altas montañas cubiertas de frondosos bosques, mie
ntras que el oeste es principalmente sabana.
Según la leyenda local, la isla fue habitada por primera vez por los Vazimba, una raza de pigmeos blancos. Estas personas, si existían, y fueron desplazados por las sucesivas oleadas de inmigrantes desde el archipiélago polinesio malayo-indonesio, ya desde el siglo VI. En el siglo IX, Madagascar era una potencia comercial importante en
el Océano Índico occidental. Por otra parte, las ruinas antiguas indican una amplia presencia árabe en la isla en esa época. Las tribus bantúes provenientes del continente africano más tarde se asentaron en la costa oeste. Los primeros europeos llegaron en el siglo XVII.
Los niveles
de pobreza y la enorme brecha entre ricos y pobres pueden disuadir a algunos, pero Madagascar todavía deslumbra con su rica fauna, muchas de las cuales no se pueden encontrar en ningún otro lugar en la Tierra.
