Uno de los símbolos de Rio de Janeiro y de Brasil, es el Cristo Redentor que podemos encontrarnos en la colina del Corcovado, la estatua es una de las más altas del mundo, con una altura de 30 metros, sobre una colina de 700 metros y un pedestal de 8 metros, por lo que desde lo alto de la estatua se puede divisar toda la ciudad de Rio.
Su belleza traspasa la geografía, y es un punto en el que todos los turistas se paran para divisar su majestuosidad, su construcción fue encargada al escultor francés, Landowski.
La estatua se inauguró en 1931, como conmemoración del centenario de la independencia y elegida como una de las 7 maravillas del mundo. En el momento de su inauguración, se pensó que la iluminación se activase desde Nápoles, a través de un complejo mecanismo que accionaría Guillermo Marconi, pero debido al mal tiempo tuvo que cancelarse, y se tuvo que accionar desde el lugar, aunque de haberse hecho, habría simbolizado un gran avance para esa época.
En un principio se pensó el situarle una bola del mundo en la mano, pero se desestimó puesto que la gente pensaría que se trataba de un balón de fútbol.
Hay diversas formas de llegar a lo alto del monte, aunque sin duda la más cómoda es la de ir en tranvía, que sale cada poco tiempo y nos lleva directamente, además de poder ir contemplando por el camino las diversas vistas que nos encontraremos, una maravilla que nos dejará sorprendidos.
Una de las curiosidades destacables de su construcción, es que no hubo ningún accidente laboral, a pesar de que en aquella época eran bastantes frecuentes, y no hay construcción en la que no hubiera ningún accidente, por lo que destaca bastante.
Ahora lo que nos queda es coger las maletas y el primer vuelo que salga dirección a Rio para disfrutar de su cultura e historia.